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Teatro niños: Los solidarios

Teatro  niños: Los solidarios

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LOS SOLIDARIOS

 


COMPADRE
esta sentado. Entra HOMBRE
HOMBRE: Eh, compadre. Te estaba buscando. (Se sienta a su lado)
COMPADRE: Hombre, saludo. De qué se trata?
HOMBRE: Es que... tu sabes como está la situación. Tengo un poco de deudas y cuatro hijos en el colegio. Tu sabes como es.
COMPADRE: Amigo, si estas pensando lo que pienso que estas pensando, los únicos ahorros que tengo son los piojos en el pelo de mis pelados.
HOMBRE: No, compadre No vengo para prestar. Vengo a hablarte de una idea. Es que estoy pensando que de pronto debemos unir las fuerzas para empezar algo juntos.
COMPADRE: Como qué?
HOMBRE: No sé, pero estoy cansado de esta lucha. Nada me da resultado. De pronto si tu y yo y otro compadre, si hacemos un negocio juntos...
COMPADRE: Y qué otro compadre?
HOMBRE: Estaba pensando en el compadre Alfredo.
COMPADRE: Pero no es él que te quedó mal?
HOMBRE: Pues, si. Le presté plata y nunca me lo devolvió. Pero él esta en peores condiciones que yo. Tantos hijos. Por lo menos mi mujer tiene trabajo. El no tiene ningún ingreso.
COMPADRE: No sé. Todos tan apurados, en quién se puede confiar?
HOMBRE: También está el compadre Pedro.
COMPADRE: No, hombre. Él me debe a mí. Hace rato le presté el Betamax y nunca me lo devolvió.
HOMBRE: Bueno, ya pa' qué? Está obsoleto.
COMPADRE: Verdad. Y aunque me comprara el V.H., no tengo para alquilar películas.
HOMBRE: Entonces, qué dices? Hacemos un negocio?
COMPADRE: Pero con qué y con quién? No se puede confiar en nadie y nadie confía en uno. Entonces cómo?
HOMBRE: Pero no se puede quedar quieto mientras el agua le sube hasta la nariz.
COMPADRE: Bueno, déjame quieto aquí. De pronto la situación cambia.
HOMBRE: De pronto, pero yo no puedo quedarme quieto. Hasta luego, compadre.
COMPADRE: Hasta luego. (Se queda dormido).
(Entra DONCELLA, muy elegante)
DONCELLA: Buenas tardes.
COMPADRE: (Se para) Buenas tardes. La conozco?
DONCELLA: Déjeme presentarme. Soy la doncella de sus sueños.
COMPADRE: Mucho gusto. En qué le puedo servir?
DONCELLA: Yo estoy para servirle a Ud. Soy quien realiza todos sus sueños y Ud. no tiene que hacer nada.
COMPADRE: Me suena.
DONCELLA: Solo tiene que sentarse, tranquilo y dormir. (Le ayuda a sentarse y le echa sueño en los ojos. Luego se pone una corona, coge una pelota de futbol y toca la cabeza de COMPADRE).
COMPADRE: (Se para de repente y mira hacia DONCELLA) Quién es Ud.?
DONCELLA: Soy Miss Universo, a la orden.
COMPADRE: A la orden?
DONCELLA: Sí. Siempre quería conocerle. Soy una aficionada de fútbol. Ud. pueda firmar mi pelota?
COMPADRE: (Coge la pelota y la firma) Por qué yo?
DONCELLA: Sólo es el mejor futbolista del mundo. (Indica hacia el público) Mira tantos aficionados que tiene.
COMPADRE: Debo estar soñando.
DONCELLA: Quiere quedarse un rato conmigo?
COMPADRE: Claro que sí. (Se sientan los dos)
(Entra HOMBRE. Sale DONCELLA)
HOMBRE: Compadre, despiértate. Hace días que te estoy buscando. Estaba hablando con el compadre Alfredo, comentando la situación. Le dije que gracias a Dios tengo un palo de mango en el patio por que dentro de poco es todo lo que vamos a tener pa' comer. Sabe lo que me dijo? Que también tiene un palo de mango en el patio y que se está perdiendo una cantidad de mangos.
COMPADRE: (Medio dormido) Qué bueno, amigo.
HOMBRE: Entonces decidimos recogerlos y venderlos. Pero, la mujer de Alfredo estaba escuchando y nos dijo que sería mejor hacer dulce de mango, que sólo se necesitara el combustible. Entonces hablamos con el compadre Pedro, que también tiene un palo de mango en el patio. Entre los tres reunimos para el combustible y así empezó el negocio. Ahora lo estamos empacando bien bonito y vendiendo en las tiendas. Compadre, abrimos una cuenta en el banco! Qué dices? Quieres entrar con nosotros?
COMPADRE: No, hombre. Por ahora déjame quieto. (Se queda dormido)
(HOMBRE encoge los hombros y sale. Entra DONCELLA y le toca la cabeza de COMPADRE)
COMPADRE: (Se para de repente y mira hacia DONCELLA) Quién es Ud.?
DONCELLA: Soy su nueva secretaria, Señor.
COMPADRE: Y yo?
DONCELLA: Pues, Ud. es el dueño del banco, prácticamente del pueblo. Aquí le traigo el balance de hoy.
COMPADRE: (Mira el balance) No puede ser! De dónde viene tanto dinero?
DOCELLA: Eso no importa. Lo importante es que todo es suyo y hay mucho más en las cajas fuertes.
COMPADRE: Tanta riqueza! Debo estar soñando. (Se sienta y duerme).
(Entra HOMBRE. Sale DONCELLA)
HOMBRE: Compadre, te estoy buscando desde hace una semana. Buenas noticias. Se va a ampliar el negocio. Una fundación nos está ayudando. Al saber que empezamos lo que ellos llaman una microempresa, nos están dando cursos de cómo manejar un negocio más grande. Ellos dicen que si seguimos como grupo solidario nos van a dar un préstamo. Compadre, está dormido? (Encoge los hombros y sale).
(Entra DONCELLA y le toca la cabeza de COMPADRE)
COMPADRE: (Se para de repente y mira hacia DONCELLA) Quién es Ud.?
DONCELLA: Soy su secretaria de prensa.
COMPADRE: Y yo?
DONCELLA: Ud. es el presidente del país de por vida. Aquí le traigo copia de su último decreto para su aprobación.
COMPADRE: (Leyendo el decreto) Compatriotas, mi último decreto es que nadie tiene que trabajar más, la comida es gratis, las casas también, no hay más enfermedades y todos tienen el deber patriótico de ser felices. Bueno, estoy de acuerdo con eso. Y el pueblo, cómo responderá?
DONCELLA: Ellos siempre responden igual. No importa lo que dice. Ud. solo es quien decide todo. Como es presidente de por vida, todos están de acuerdo con Ud.
COMPADRE: Y Ud.?
DONCELLA: Yo también, por supuesto.
COMPADRE: Debe ser que estoy soñando. (Se sienta y duerme)
(Entra HOMBRE. Sale DONCELLA)
HOMBRE: compadre, cómo estás? Compadre? Dormido otra vez? Despiértate.
COMPADRE: (Se para de repente y mira hacia HOMBRE) Quién es Ud.?
HOMBRE: Hombre, soy tu compadre. Hace tiempo que no nos vemos. Han pasado tantas cosas. Te acuerdas que te conté sobre el préstamo? Fue efectivo. Ves esa tienda grande como a tres cuadras de aquí? El compadre Alfredo y su mujer y el compadre Pedro y yo acabamos de compararla. Es de nosotros. La vamos a llamar LOS SOLIDARIOS.
COMPADRE: (Medio dormido) Qué bueno. Ya que te va muy bien, me prestas para una gaseosa?
HOMBRE: Claro, compadre. (Le da una moneda y mira hacia el publico) Es verdad lo que dicen. Los solidarios resultan ser dueños, mientras los solitarios sólo quedan con sueños.
FIN
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